Dos indicaciones metodológicas para una exégesis verdadera en la “Dei Verbum”
En primer lugar, confirma la necesidad de la utilización del método histórico-crítico (…)..
En segundo lugar, esta historia posee otra dimensión, la de la acción divina.
Sólo donde se aplican los dos niveles metodológicos, el histórico-crítico y el teológico, se puede hablar de una exégesis teológica, de una exégesis adecuada a este Libro. (…) donde desaparece la hermenéutica de la fe indicada por la Dei Verbum, aparece necesariamente otro tipo de hermenéutica, una hermenéutica secularizada, positivista, cuya clave fundamental es la convicción de que lo divino no aparece en la historia humana.
El error anticristiano se desenvuelve en polaridad dialéctica
Desde la edad apostólica, el error anticristiano se presenta en una polaridad dialéctica, al oponerse al misterio revelado desde una doble corriente de diversa y antitética actitud.
Ni el error de un Mesías humano.
Ni el contrapuesto error herético, que niega la venida de Cristo en carne.
Desde aquella primera antítesis que enfrentó el ebionismo milenarista y las primeras gnosis, diríase que una corriente misteriosa, en sucesivas evoluciones o atenuaciones, mantiene, a través de una continuidad secular, la interna dialéctica de las desviaciones religiosas.
La unidad de Persona en Cristo
En la sesión anterior hemos recorrido las contradicciones o herejías opuestas a la verdad de la Encarnación por querer sostener la unidad absoluta de Dios, rechazando la Trinidad de Personas, lo que hace que no se admita como divina la persona del Hijo, que es la de Jesús, en ésta nos enfrentamos a las dificultades nacidas más directamente del misterio de la Encarnación. La cual supone que Jesús era Dios y hombre al mismo tiempo.
En primer lugar, confirma la necesidad de la utilización del método histórico-crítico (…)..
En segundo lugar, esta historia posee otra dimensión, la de la acción divina.
Sólo donde se aplican los dos niveles metodológicos, el histórico-crítico y el teológico, se puede hablar de una exégesis teológica, de una exégesis adecuada a este Libro. (…) donde desaparece la hermenéutica de la fe indicada por la Dei Verbum, aparece necesariamente otro tipo de hermenéutica, una hermenéutica secularizada, positivista, cuya clave fundamental es la convicción de que lo divino no aparece en la historia humana.
El error anticristiano se desenvuelve en polaridad dialéctica
Desde la edad apostólica, el error anticristiano se presenta en una polaridad dialéctica, al oponerse al misterio revelado desde una doble corriente de diversa y antitética actitud.
Ni el error de un Mesías humano.
Ni el contrapuesto error herético, que niega la venida de Cristo en carne.
Desde aquella primera antítesis que enfrentó el ebionismo milenarista y las primeras gnosis, diríase que una corriente misteriosa, en sucesivas evoluciones o atenuaciones, mantiene, a través de una continuidad secular, la interna dialéctica de las desviaciones religiosas.
La unidad de Persona en Cristo
En la sesión anterior hemos recorrido las contradicciones o herejías opuestas a la verdad de la Encarnación por querer sostener la unidad absoluta de Dios, rechazando la Trinidad de Personas, lo que hace que no se admita como divina la persona del Hijo, que es la de Jesús, en ésta nos enfrentamos a las dificultades nacidas más directamente del misterio de la Encarnación. La cual supone que Jesús era Dios y hombre al mismo tiempo.
Nestorio, para resolver el problema de la persona, afirmó que en Cristo hay dos personas, la divina y la humana, cada una con su naturaleza. Frente a Nestorio se alzó la gran figura de san Cirilo Patriarca de Alejandría, quien recogió la antorcha de la verdad levantada por la protesta de los fieles. Se reunió el tercer Concilio Ecuménico, el de Efeso (a. 431). Cirilo proclamó a María Zeotókos, Madre de Dios.
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