En esta sesión se ha
seguido el libro de las Esperanzas de la Iglesia del P. Ramiére S.J. en su
tercera parte, donde trata sobre las imágenes del triunfo de la Iglesia y de la
regeneración del mundo.
Actitudes
sobre el cumplimiento de las profecías mesiánicas.
Son cuatro las que han
existido, sobre todo, en los primeros siglos.
Primera: cristianos que profesan
la esperanza en el futuro
cumplimiento de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento; aceptan como libro divinamente inspirado el Apocalipsis,
que reconocen ser obra del
apóstol y evangelista Juan.
Segunda: cristianos que no comparten
aquellas esperanzas. Entre ellos se dio la negación de la apostolicidad del Apocalipsis, que algunos
atribuyeron al hereje Cerinto,; y también, a partir de Orígenes, una interpretación exclusivamente alegórica, excluyendo su significado
literal
Tercera: El error herético, las gnosis. Todo un conjunto de sistemas con el rasgo común de despreciar y maldecir lo
creado y al Dios creador y legislador del Antiguo Testamento.
Cuarta: El error judío, el
ebionismo, que rechaza la unión de Dios con el hombre. El término milenarista quería denunciar el horizonte
exclusivamente temporal de su modo de entender el Reino.
El planteamiento de la iglesia primitiva
inicialmente predominó la primera actitud, a partir de San Agustín se hizo más
generalizada la segunda actitud. Las dos últimas no son compatibles de ninguna
manera con el cristianismo.
P.
Ramière S.J. Tres figuras del triunfo de la Iglesia.
Primera figura del triunfo de Jesucristo en la Iglesia: El descanso
del séptimo día
1.— Los divinos atributos
en el orden de la naturaleza y de la gracia
Þ El hombre, espíritu y
cuerpo, ha sido el término de todas las obras de Dios en el orden de la
naturaleza,
Jesucristo, Hombre Dios, va a ser el
término de todas las obras de Dios en el orden
de la gracia.
Þ El hombre será creado
el sexto día de la creación y
Jesucristo aparecerá en el sexto día del
mundo.
Þ Antes de crear al
hombre, el Creador producirá: seres inorgánicos; después vegetales; después peces;
aves; mamíferos; finalmente el hombre y la mujer.
Jesucristo aparece después de seis
períodos. Abel, el justo perseguido; Noé, el
trabajo por salvar al hombre; Moisés, el
legislador futuro: Rey y Pontífice; David,
cualidades guerreras; Salomón las virtudes
pacíficas; los profetas, rayos de saber;
Jesucristo-la Iglesia.
2. — Misterio
del descanso de Dios después de crear al hombre
Þ En el orden de la
creación, Dios consagra el séptimo al descanso. El sábado de la tierra es el
anticipo de ese sábado celestial.
En el orden sobrenatural, el sabatismo de
la Iglesia.
Segunda figura del
triunfo de la Iglesia: La paz otorgada a la Sinagoga
Para mantener el
criterio de las figuras, la promesa a la Iglesia de un magnífico triunfo
después de todas sus luchas, ha de tener su figura en un triunfo similar en la
historia de la Sinagoga, primer esbozo de la Iglesia.
El orden sobrenatural consiste
propiamente en la deificación de la humanidad, la cual, preparada, anunciada y
figurada por el antiguo pueblo durante cuatro mil años, se realiza en
Jesucristo, se concluye por la Iglesia y se consuma en el esplendor de los
cielos.
Mas su preparación, su
cumplimiento y su término, es decir la Sinagoga, Jesucristo y la Iglesia, pasan
por fases muy semejantes.
Sinagoga.
I. Apenas el antiguo pueblo había nacido de los doce
patriarcas, hijos de Jacob, cae en un cruel cautiverio por los egipcios.
Imagen de las
persecuciones que la Iglesia de parte de los emperadores romanos.
II. En el momento en que el yugo impuesto a los hijos de
Jacob llegó a ser más intolerable, Moisés recibió de Dios el encargo de
quebrantarlo y de derribar el poderío del tirano. Da a la Sinagoga su
existencia pública; promulga el primer código de leyes. Dios toma posesión de
la realeza del pueblo que se ha escogido.
La liberación de la
Iglesia en el siglo cuarto por Constantino.
III. Entre Moisés y Salomón luchas internas; la Sinagoga
adquiere, bajo el cetro de David, un incomparable esplendor; mas esta
magnificencia es oscurecida luego.
Tampoco la Iglesia
goza, después de su liberación bajo Constantino, de paz muy duradera. La
invasión de los bárbaros del Norte y después los mahometanos.
IV. Los siglos de la apostasía. Israel se separa de Judá;
repudia el templo único que el Altísimo se ha escogido para comunicarle en él
sus oráculos y se forja becerros de oro para adorarlos. Los profetas no son
escuchados
Entre los siglos 15 y
19 tienen lugar el cisma funesto de Lutero, de Calvino, de Enrique VIII. Son
períodos de cautividad para la Iglesia.
V. La cautividad de setenta años fruto de la idolatría.
Entonces se cumplieron todas las promesas que habían sido hechas a los hijos de
Judá por Isaías y por Ezequiel. Los Macabeos liberaron al pueblo de estas
pruebas, el reino de Judá como norma. Desde Ciro hasta Jesucristo.
Así sucederá en la Iglesia. La ambición
de los príncipes, nuevos Herodes, activará acaso la decadencia, y, cuando el
Hijo del Hombre realice su segundo advenimiento, apenas hallará sobre la tierra
más fe que la que encontró al venir por vez primera.
Tercera figura del
triunfo de la Iglesia: El triunfo de Jesucristo resucitado
I. Jesucristo, como la Sinagoga y la Iglesia, apenas llegado
al mundo, se ve expuesto a la persecución y padece también una especie de
cautiverio de Egipto.
II. Después de venir de Egipto, comienza el período de formación.
El niño crecía en sabiduría y en edad. Así sucede con la Iglesia desde el siglo
quinto al catorce, reúne su dogma en un cuerpo de doctrina.
III. La vida pública del Salvador es una época de lucha.
Jesucristo predica la nueva del Evangelio, pero se suscita la envida de los
poderosos: los fariseos, saduceos y herodianos que concluye con el calvario. El
siglo quince abre para la Iglesia una nueva era que será a un tiempo la era de
su mayor expansión y de sus más terribles luchas.
IV. Jesucristo resucitó de entre los muertos cuando los
fariseos se congratulaban de haberle matado y eso se vio en todas las regiones
que habían sido testigo de sus humillaciones y de la alegría de sus enemigos.
El Cuerpo Místico de
Jesucristo tiene el derecho de recibir, y la justicia y la sabiduría de Dios
parecen exigir que le sea concedida la gloria incomparable que su cuerpo
natural recibió en la resurrección y disfrute en la tierra un tiempo
considerable antes de subir a los cielos.
TEOLOGÍA DE LA HISTORIA DE SAN BUENAVENTURA. Cristiandad, jul. Ag. Sept 1983.
Francisco Canals Vidal. Resumen
La teología de la historia de San
Buenaventura se halla en las Colaciones sobre el Hexaemeron, en concreto en las
Col. XIV a XVI.
En la Colación XIV, compara la obra de
la salvación con la realidad de la naturaleza en un árbol: primero las raíces,
después las hojas, y posteriormente las flores que hacen surgir los frutos;
así la obra de la salvación sus raíces en los Patriarcas, sus hojas en la Ley,
sus flores en los Profetas, y su fruto definitivo es Cristo en el que es
realizada la salvación
Sobre este esquema distingue San Buenaventura tres
principales misterios en cada una de estas cuatro etapas.
LOS DOCE MISTERIOS PRINCIPALES
LOS
PATRIARCAS (Promesa de la salvación): Creación de la naturaleza;
Castigo de los crímenes: Vocación de los Patriarcas.
LA LEY (Figura de la salvación): Promulgación de la Ley; Victoria
sobre los enemigos; Establecimiento de los Jueces.
LOS
PROFETAS (Anuncio de la salvación): Unción de los
Reyes; Revelación de los Profetas; Restauración de los príncipes y de los Sacerdotes.
CRISTO (Realización de la
salvación): Redención de los hombres ; Difusión de los
carismas; Revelación de las Escrituras en el Apocalipsis
En la Colación XV San Buenaventura
considera las «teorías», investigaciones o especulaciones según las que
resplandecen los dos Testamentos. Se
inicia con el desarrollo del esquema de las seis edades de la historia, que
corresponden a los seis días de la creación, más la séptima, que corresponde al
sábado, al descanso del Señor, y a la que pertenece el descanso de las almas
bienaventuradas en el cielo, según la interpretación de San Agustín en «La
Ciudad de Dios».
A este esquema de las siete
edades, en el que se entiende la séptima no como intrahistórica, sino como el
descanso y felicidad de las almas hasta la resurrección final, permanece fiel
San Buenaventura, subraya la coincidencia cronológica entre la «séptima edad»,
la de la Iglesia triunfante, con la «sexta edad», iniciada por la Redención y la
fundación de la Iglesia militante.
Esta doctrina, que comprende la «séptima edad» como
constituida por la bienaventuranza celeste, es vista por San Buenaventura como
doctrina común: «la séptima edad
corre, según todos, junto con la sexta» Col. XVI, núm. 2, p. 469.
San Buenaventura muestra no tener
presente la tradición anterior, muy común en los cuatro primeros siglos de la
Iglesia, y que el propio San Agustín había utilizado en su sermón 259, sobre
la octava de la fiesta de Pascua:
Presentamos paralelamente
«el esquema antiguo», el que todavía
sigue San Agustín en el sermón mencionado, y el «esquema común» en los siglos posteriores a San Agustín, y que él expuso en «La Ciudad de Dios».
De la
confrontación de los dos esquemas resulta claramente el carácter intrahistórico, y
posterior a la actual edad de la
Iglesia, que tenía en el esquema antiguo el sábado de los Santos que
acompaña al Reinado de Cristo en la tierra; mientras que en el esquema
posterior a San Agustín, y comúnmente admitido en los siglos medievales, la
séptima edad no es una época histórica que suceda cronológicamente a la sexta,
sino que la «sexta edad» constituye la entera duración de la Iglesia militante,
desde Cristo hasta el fin de los tiempos, mientras que la llamada séptima edad
simboliza la realidad trascendente y suprahistórica
de la Iglesia triunfante.
LAS SIETE EDADES DEL MUNDO
ESQUEMA
ANTIGUO: 1 De Adán hasta Noé; 2 De Noé hasta Abraham; 3 De Abraham hasta
David; 4 Desde David hasta la
transmigración a
Babilonia; 5 Desde Babilonia hasta Cristo; 6 Desde Cristo hasta el «segundo
advenimiento»; 7 El descanso futuro de los Santos en la
Tierra, cuando reinará el Señor en la tierra con sus Santos
ESQUEMA COMUN
DE LA EDAD MEDIA: 1 De Adán hasta Noé; 2 De Noé hasta Abraham; 3 De Abraham hasta
David; 4 Desde David hasta la
transmigración a
Babilonia; 5 Desde Babilonia hasta Cristo; 6 Comienza en Cristo y
transcurre ahora y hasta el fin de los tiempos;
7 La
bienaventuranza celeste de las almas hasta la resurrección
San Buenaventura va a sorprendernos con
admirables perspectivas referentes a una esperanza intrahistórica.
Se desarrollan éstas a partir de la Colación quince.
San Buenaventura pasa a establecer, al comparar según la dualidad ambos Testamentos, la tesis de una futura época de la Iglesia:
«Hallamos
en la vieja Alianza dos tiempos: el tiempo anterior a la Ley, y el tiempo en
que el pueblo vive bajo la Ley; en la Nueva Alianza corresponde a éstos un
doble tiempo: el tiempo de la vocación de los gentiles, y el tiempo de la
vocación de los judíos. Este tiempo todavía no ha llegado, porque entonces se
cumplirá aquello de Isaías: No desenvainará la espada un pueblo contra otro,
ni se adiestrarán más en el arte de la guerra; esto todavía no se ha cumplido,
pues aún funcionan dos espadas, y todavía hay disputas y herejías. Por eso los
judíos, por lo mismo que lo esperan, creen que aún no ha venido el Cristo.»
«Pero
que los judíos se convertirán es cierto por Isaías y por el Apóstol, que aduce
su autoridad... Isaías dice: Ea, subamos al monte del Señor y a la casa del
Dios de Jacob, y sigue: No desenvainará la espada un pueblo contra otro, ni se
adiestrarán más en el arte de la guerra. Contra esto dicen los judíos que
todavía esto no se ha cumplido; pero el Profeta no se refiere a la primera
venida o a la primera vocación, sino a la última, cuando el día del Señor se
manifestará para todos los soberbios; ni se ha de entender que Dios abandone
así aquellas ramas» Col. XV, núms. 24 y 25, pp. 463 a 465.
La comparación entre los dos
Testamentos según el número ternario parece confirmar esta impresión. «Porque existe el tiempo de la sinagoga
comenzada, adelantada y decadente, y en el Nuevo Testamento existe el tiempo
de la Iglesia comenzada, dilatada y consumada.».
Pasemos ahora a la
comparación según el número quinario:
«En el Antiguo Testamento,
el primer tiempo es el de la creación de las naturalezas; el segundo, el de la
inspiración de los Patriarcas; el tercero, el de la institución de las cosas
legales; el cuarto, el de la ilustración de los Profetas; el quinto, el de la
restauración de las ruinas... En el Nuevo Testamento, el primer tiempo es el de
la difusión de los carismas; el segundo, el de la vocación de los gentiles; el
tercero, el de la institución de las Iglesias según las leyes; el cuarto, el
de la multiplicación de las religiones; el quinto, en el fin, será el de la
restauración de los caídos, porque es necesario que venga Elias que restituirá
todas las cosas; con él vendrá también Henoc. Pero la bestia vencerá a aquellos
dos testigos. De donde es necesario que primero sean derribados, y venga la
ruina, y luego la restauración; será tanta la tribulación que aún los escogidos
si posible fuere caerían en error» Col. XV, núm. 28, pp. 465 y 467.
Tenemos
aquí afirmado un quinto tiempo en que todas las cosas serán restablecidas,
tiempo al que habrá precedido la gran
tribulación y el triunfo de la bestia sobre los testigos del Señor.
El pensamiento de
San Buenaventura sobre este séptimo tiempo futuro se aclara todavía si
advertimos lo que había dicho al tratar del «sexto tiempo», el de «la clara
doctrina», que dice comenzar con el Papa Adriano, contemporáneamente a los
comienzos del imperio de Carlomagno; sobre este tiempo y sobre su fin dice:
«¿Quién ha dicho cuánto
durará? Es cierto que nos encontramos en este tiempo; cierto es también que
durará hasta que sea arrojada la bestia que sube del abismo, cuando Babilonia
será confundida y derribada, y después se dará la paz; pero primero es
necesario que venga la tribulación» Col. XVI, núm. 19, p. 481.
SUCESIÓN DE TIEMPOS EN LA EDAD DE LA IGLESIA MILITANTE
(Sexta
edad del mundo)
Dos
tiempos: 1 Tiempo
de la vocación de los gentiles; 2 Tiempo de la
vocación de los judíos
Tres
tiempos: 1 Iglesia
comenzada; 2 Iglesia dilatada; 3 Iglesia consumada
Cinco
tiempos: 1 Difusión de
los carismas; 2 Vocación de los
gentiles; 3 Institución
de las Iglesias según las leyes; 4 Multiplicación de órdenes
religiosas; 5 Restauración
de todas las cosas
Siete
tiempos: 1 La
gracia conferida; 2 Bautismo por la sangre; 3 Norma católica; 4 Leyes
de justicia; 5 Cátedra excelsa; 6 Clara doctrina; 7 Tiempo
de la paz última.
El paralelismo entre estas series
de tiempos muestra sin lugar a dudas la coincidencia en las características del
último tiempo en cada una de las series. El tiempo de «la vocación última de los judíos», que todavía no
ha llegado, y en el que se cumplirán las profecías de la paz mesiánica, en el
que se manifestará que Dios no ha abandonado a las ramas del olivo de Israel,
en el día del Señor manifestado contra todos los soberbios, coincide
evidentemente con la Iglesia «consumada» o «final», en la que de nuevo «Raquel
dará hijos suyos en la Iglesia»; es también el tiempo de la «restitución de
todas las cosas», que seguirá a la ruina y a la gran tribulación en la que áun
los escogidos caerían en error; es también el tiempo de «la última paz», en que
se cumplirá la profecía de Ezequiel, se reedificará la ciudad como en el
principio -alude evidentemente a Jerusalén-, nuevamente reconciliada con el
Señor y cuando la Iglesia militante será, cuanto es posible en este mundo,
conforme a la triunfante, cuando Babilonia haya sido derribada y haya sido
«arrojada la bestia al abismo», sólo después de lo cual se dará la paz.
Concilio Vaticano II en su «Declaración sobre las
relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas»:
No hay comentarios:
Publicar un comentario