Introducción
Esta
obra es la publicación de la tesis doctoral (25 años) es muy voluminosa, cerca
de 1500 páginas en papel Biblia y con un tamaño de letra que cuesta leer. Esperanza es la
palabra que mejor define el contenido del volumen.
La esperanza del triunfo del reino de Cristo y de la obra de Dios sobre el
mundo.
El P. Orlandis S.J.y el P.Igartua S.J., continuadores del P.Ramière S.J.
Se
trata de la vocación apostólica que recibieron de propagar la devoción al
Corazón de Jesús, según el carisma de Paray le Monial, como remedio de los
males que aquejan a la sociedad y el convencimiento de que por este medio se
establecerá el Reino de Cristo no solo sobre los individuos, sino también sobre
las familias y las naciones.
Más allá de lo teológicamente
opinable o discutible, como dijo el P. Orlandis en la fiesta de Cristo Rey del 25 de octubre de 1942, tuvieron los tres la certeza de que «Jesucristo
centra en la devoción al Sagrado
Corazón el remedio del mundo actual, y que como
consecuencia del triunfo de esta devoción ha de venir la época profetizada de
paz y prosperidad en la Iglesia, coincidente con el Reinado Social de Jesucristo».
El P. Ramiére, precedente de la vocación apostólica del P. Igartua
En la conferencia que pronunció en Oña con motivo
del centenario del Apostolado de la Oración, confiesa el P. Igartua que se fija
en dos obras del P. Ramiére: «El
Apostolado de la Oración »
y «las Esperanzas de la Iglesia».
Del libro las
esperanzas de la Iglesia
del P. Ramière, recuerda que en su estudio considera las
profecías de los Santos y cita la profecía de Santa Hildegardis, aprobada por
San Bernardo, por Eugenio IV, y el Concilio de Tréveris:
«A
medida que el temor de Dios pierda su imperio, las guerras serán más frecuentes
y más crueles: una multitud perecerá por la espada y un gran número de ciudades
serán destruidas. Pero cuando, en fin, los hombres hayan sido pacificados por
tantas tribulaciones, volverán a la práctica de las leyes de la Iglesia. Entonces
se verá la justicia y la paz establecidas por tan sabias leyes, que los
pueblos, llenos de admiración, confesarán que nada semejante se había visto
hasta entonces. Esta paz que el mundo gozará antes de la segunda venida del
Hijo de Dios, figurada por la que precedió a la primera, será mucho más
completa que ella... Los judíos se juntarán a los cristianos y confesarán con
gozo la venida del Mesías, a quien ahora no conocen. Habrá grandes profetas y
hombres poderosos... Se prohibirá el uso de las armas, y el hierro no se
empleará más que en el cultivo de la tierra y el provecho de la sociedad..., y
los ángeles... tendrán un trato más familiar con los hombres...».
¿Mas cuándo será esto? Da un paso más el P.
Ramiére y hace ver que, según las palabras del Divino Salvador a Santa
Gertrudis y a Santa Margarita, la revelación
de su Corazón es el
medio escogido por Dios para calentar el mundo envejecido y
para renovar la sociedad.
Se habla por cierto en Paray de nueva Redención, y el
Salvador promete a Santa Margarita reinar a pesar de todos sus enemigos.
La Esperanza
Ecuménica de la Iglesia
Qué se entiende por esperanza ecuménica
En la obra el P. Igartua S.J. entiende por esperanza
ecuménica de la Iglesia
a la esperanza mostrada por la
Iglesia (a través de manifestaciones de su magisterio
eclesial) acerca del futuro de la unidad religiosa de la fe en el mundo.
El estudio no se centra en la unidad religiosa de
fe, puesto que en este caso no se podría hablar de esperanza de aquello que
desde el mismo comienzo ya es poseído.
El tema elegido versa más propiamente acerca de la
nota de catolicidad. La
Iglesia es católica, es decir, universal: y nos
preguntamos acerca de la esperanza que la Iglesia tiene y muestra de que su catolicidad
llegue a determinadas concreciones, que tratamos de investigar.
Concepto teológico de la esperanza de la Iglesia
La esperanza es una virtud infusa sobrenatural que
se halla, como hábito sobrenatural, en el alma del hombre que la posee y
establece en él una tensión hacia el futuro prometido por Dios de modo
revelado. Es teologal por tener como objeto propio al mismo Dios.
Las virtudes teologales fe, esperanza y caridad son
generalmente consideradas como virtudes simplemente del individuo, potencias o
actos de su nueva vida sobrenatural infusa. Sin embargo, no es nueva la
expresión técnica ordinaria que habla de la fe de la Iglesia.
Se puede hablar de una esperanza de la Iglesia, la
cual será la comunidad de hábitos o actos de esperanza individuales de los miembros
del «Cuerpo místico de Cristo», que es la Iglesia, en
cuanto animados por un mismo espíritu; y por una semejante trasposición al
objeto, se hablará también de la esperanza de la Iglesia, designando con
esta expresión al objeto hacia el que tiende aquella esperanza de la comunidad.
Santo Tomás en su Suma
Teológica, asignando, en su tratado sobre las pasiones humanas,
la esperanza al apetito irascible y
no al concupiscible, aunque presupone el deseo del bien, cuando éste es futuro,
difícil y posible.
Sentido del término «ecuménico»
«El ecumenismo
católico, en su sentido más
general, es el trabajo ordenado y sostenido por Dios de la
reconciliación de todos los hombres con Dios a través de su
incorporación a la unidad del Cuerpo místico de Cristo, y que procede, en
cuanto a su dirección efectiva, desde el centro, que es la Sede de Pedro, hasta
los límites del mundo»
«El
ecumenismo católico, en su
sentido especial o particular, es
el trabajo ordenado y sostenido por Dios
de la reconciliación, que tiene por objeto la vuelta de los disidentes bautizados a la unidad del Cuerpo
místico de Cristo, la cual comprende su aceptación de la fe y la comunión
con la Sede de Pedro y la Iglesia católica en todo el mundo»
Los
grupos de esperanza ecuménica
El. Igartua divide
la esperanza ecuménica en dos grupos principales, conforme a los
dos sentidos indicados del adjetivo «ecuménico»: la unidad de los cristianos y la unidad cristiana de todos los hombres
del mundo. Y establece cuatro
grupos de esperanza ecuménica:
a) Esperanza
de renovación de la Iglesia (ecuménico = católico).
b) Esperanza
de unidad con Oriente separado (ecuménico = unidad de Iglesia con Oriente).
c) Esperanza
de unidad de todos los cristianos (ecuménico = unidad de cristianos).
d) Esperanza
de unidad de todos los hombres (ecuménico = universal, mundial).
Objeto de la esperanza ecuménica
El objeto de la esperanza ecuménica, en su alcance
máximo, es, según lo establece, la
unidad religiosa de todos los hombres de la tierra en una sola Iglesia.
Límites, carácter y concreción del objeto de la esperanza ecuménica
a) Límite
de la naturaleza humana. Hay testimonios del Magisterio que han
afirmado la esperanza ecuménica, poniéndole como límite objetivo el de la
imposible absoluta plenitud, por el pecado original.
b) Límite
del estado militante de la Iglesia en la tierra. El segundo
motivo de limitación del objeto de la esperanza ecuménica de la Iglesia está en
las formulaciones evangélicas, que hablan de un estado de combate contra sus
enemigos del infierno y de la tierra mientras permanece aquí abajo.
c) Límite
de la unidad de la Iglesia católica. Este límite se refiere al
ecumenismo cristiano. Hay que evitar un falso irenismo. Entonces habla de la
opinión de los que buscan la unidad de la Iglesia como si ésta no existiese ya
desde que el Señor la fundó.
d)
Límite del error milenarista.
La
exposición del P. Igartua S.J. no puede confundirse con ningún tipo de
milenarismo que fue rechazado desde antiguo por la Iglesia, a pesar de haber
sido seguido por muchos varones eclesiásticos como dice san Jerónimo.
Lo
que la Iglesia rechaza con el término milenarista se encuentra en el decreto
del Santo Oficio sobre el tema, en 1944, que rechaza como doctrina poco
segura el milenarismo llamado mitigado, y le atribuye como nota
fundamental en toda hipótesis la de una presencia visible de Cristo
reinando en esta tierra antes del juicio final.
Las dificultades del tema
El P. Igartua S.J. opinaba
que las dificultades que siempre se
oponían a esta verdad del reino universal de Cristo sobre la tierra,
concebido como plenitud moral de la expansión católica en el mundo, provenían, o de no entender el alcance de su formulación, o de encontrar inválidos los argumentos que lo
apoyaban.
La no inteligencia de su alcance conducía fácilmente
a estimar tal afirmación y doctrina peligrosa, o resabiada de algún
milenarismo. El P. Ramiére S.J. tuvo que defenderse de tal acusación,
invalidada claramente, y contradicha por la aprobación prestada a su libro por
la suprema autoridad de Pío IX.
Enrique
Ramiére, en el siglo XIX,
para proponer como tesis la esperanza de
un triunfo de la Iglesia en el mundo, antes
del segundo advenimiento, comenzó por estudiar
las leyes teológicas de la Providencia en el gobierno del mundo; después estudió las tendencias de la sociedad actual para descubrir en
ellas la acción divina en la marcha de la sociedad; y, finalmente, presentó las
divinas revelaciones con una interpretación más o menos
probable, pero nunca
definitiva, y las revelaciones privadas, siempre
incapaces de fundamentar
una esperanza propiamente eclesial.
El mérito del P.
Ramière consistió en que teniendo a la vista un único documento eclesial obre la esperanza ecuménica, el de la bula Ineffabilis ,
de Pío IX, elaboró una tesis probatoria de la realidad
de tal esperanza.
A la vista de estas dificultades
probatorias el P. Igartua S.J. y
para tener seguridad del resultado de su investigación considera dos fuentes de investigación: la divina revelación de la Escritura y los documentos eclesiales. A
un siglo de distancia de Ramière S.J., su método le dio un magnífico resultado.
Una vez determinada la existencia en la Iglesia
actual de dicha esperanza ecuménica, y fijado en lo posible su contenido, ha
de aparecemos con evidencia, por los mismos documentos y a su luz, que
fundamentan su esperanza en la divina revelación; estimamos éste el momento
oportuno para acudir a discernirla, sosteniendo sobre ella la luz de la
esperanza eclesial ya descubierta. Así, la Iglesia viva aporta la luz de la
Tradición inviolable sobre la Escritura.
Esquema de la obra
La obra lleva como
subtítulo el de Un rebaño y un Pastor
debido a que
le parece una de las mejores formulaciones plásticas
de tal esperanza ecuménica y puesta en boca de Nuestro Señor Jesucristo.
Al subtítulo se
añade el epígrafe «Textos y estudio», que manifiesta la
metodología seguida en la realización del trabajo. La primera labor para construir esta obra fue la de reunir, como
base para el estudio que había de ofrecer, una
amplia colección de testimonios, en nuestro deseo exhaustiva en cuanto la
humana limitación lo permite, recogidos de los documentos del Magisterio
eclesial.
La obra ofrece una
triple selección de testimonios.
o
La primera serie de textos se refiere al versículo
del evangelio de Juan que contiene la afirmación de un rebaño y su pastor (Jn 10, 16) nº1-379
o
La segunda serie de textos se refiere a las
esperanzas ecuménicas de la
Iglesia que no se refieren directamente a ese versículo (Desde Pío IX hasta Vaticano II). Nº 501-709
o
La tercera serie de textos se refiere a la epístola
apostólica universal Praeclara gratulationis, de León XIII. Nº 901-937
División
de la obra
La obra consta de
tres partes:
La primera parte investiga la existencia y contenido en tales textos
de la esperanza ecuménica en sus distintas variedades, así como la presencia en
los mismos de las raíces neo-testamentarias en que aquéllos parecen fundarla.
Se parte de un hecho actual de la vivencia de la Iglesia , cual es el concilio Vaticano II. Partiendo de este hecho actual, se fija en otro documento que resulta de
especial importancia para la esperanza ecuménica, y es la epístola apostólica Praeclara, de
León XIII. Tal vez
no haya otro documento que tan expresamente en conjunto haya enfocado este tema
de la esperanza de la futura unidad en la fe católica.
Después, investiga la existencia de la esperanza ecuménica en los textos del Magisterio de
la Iglesia desde Pío IX hasta Pablo VI.
Y lo hace de acuerdo con el siguiente
esquema de extensión creciente de la esperanza: a) Esperanza de una
renovación extraordinaria de la Iglesia. b) Esperanza ecuménica de
la unidad de las Iglesias cristianas. c) Esperanza de renovación
cristiana de la sociedad civil. d)
Esperanza ecuménica de la unidad
religiosa del mundo en la fe cristiana.
El resultado proclama abiertamente que, en efecto,
en la Iglesia
de este último siglo desde Pío IX hasta el Vaticano II, hay una conciencia de claridad grande acerca de esta
esperanza. La proclamación de la Bula Ineffabilis no había sido un
hecho aislado, sino afloración a distancia de una poderosa corriente de la esperanza.
La segunda parte
de la obra la dedica a hacer exégesis de los pasajes del Nuevo Testamento que
contienen la esperanza ecuménica.
Las argumentaciones
deducidas de la palabra revelada escrita se presentan conectadas con los
testimonios del Magisterio, se ciñe a los textos del Nuevo testamento que el
magisterio mismo presenta como motivos de su esperanza. Se citan los textos
bíblicos que la Iglesia
juzga más directamente relacionados con la esperanza ecuménica. Están tomados
de San Juan, San Pablo y San Mateo. La
profecía del Buen Pastor (Jn. 10, 16), la
oración de Jesús en la cena (Jn. 17, 21-23), el misterio revelado por Pablo (Rom. 11, 25-26), la concurrencia en la unidad de la fe
(Ef. 4, 13), la oración del Reino en el
Padrenuestro (Mt. 6, 10).
La
tercera y última parte del estudio
enfoca la perspectiva teológica de la esperanza ecuménica dentro de la doctrina
católica, y finaliza en un capítulo donde se trata de valorar doctrinalmente
los resultados alcanzados. Un breve epílogo propone una reflexión de utilidad
sobre él método seguido en el trabajo y la importancia de las conclusiones.
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