martes, 20 de noviembre de 2007

AULA: P. JUAN MANUEL IGARTUA S.J. - CURSO: “EL MESÍAS JESÚS DE NAZARET”

El Mesías Jesús de Nazaret


Prólogo


La intención del autor

El P. Igartua, en la obra que vamos a estudiar “El Mesías Jesús de Nazaret”, sostiene como tesis que Jesús de Nazaret se proclamó Mesías e Hijo de Dios.

Su objetivo es examinar la certeza histórica de que Jesús se proclamó Mesías y Dios, y el problema que plantea este desafío de la verdad

Partiendo de tales palabras humanas y divinas, que han sido recogidas en los evangelios y en la tradición humana cristiana, deseamos alcanzar, con un método que desearíamos fiel y riguroso, la suprema verdad de quien se ha proclamado y es creído Dios y hombre verdadero. Hacer llegar al corazón de los hombres la convicción de que aquel que ha dicho tales palabras, afirmando que es Mesías y Dios, lo es verdaderamente, tal es el intento de este libro para el lector.

Creemos firmemente que El ha de volver. No pasó en vano sobre la tierra. Sentado a la derecha del Padre dirige la historia de la Iglesia y del mundo como rey de los ángeles y los hombres. Volverá para juzgar la historia y a cada uno de los humanos, los de la generación de Adán, que es la suya. Jesús de Nazaret, Mesías no sólo de Israel sino de todos los hombres, revelado y de nuevo por revelar, verdadero hombre y verdadero Dios, como le proclamamos en nuestra fe. El llama a nuestro corazón y al de nuestra generación tan frágil y trabajada. «Hombres, no temáis, abrid la puerta al Redentor», proclamó Juan Pablo II al inaugurar su dinámico pontificado entre los hombres.

Esquema y contenido del libro

Primera parte- Se trata de probar la de la existencia histórica de Jesús de Nazaret

El problema que presenta la crítica histórica de los textos evangélicos se convierte en éste: los textos y palabras de Jesús en su vida mortal, la casi totalidad del evangelio, ¿han sido recogidos a la luz de la nueva fe que los transforma en su propia estructura, o son realmente, en la medida de los posible, del propio Jesús? Sus afirmaciones, directas o indirectas, de divinidad. ¿Son de él o han sido puestas en su boca por una fe que las transforma? ¿Dijo que era Dios o se lo han hecho decir, con toda la buena voluntas que se quiera, pero no objetivamente? ¿O hay acaso que entender de otro modo tales palabras?

Resolver este problema de tan grande importancia crítica es el intento del trabajo del P. Igartua. Como nos interesa una doble calidad de las afirmaciones de Jesús, la de su mesianidad y la de su divinidad, dividimos ahora el estudio de las afirmaciones contenidas en los evangelios en dos partes.

Segunda parte. En la segunda parte, se estudian las afirmaciones mesiánicas, que responden a esta pregunta: ¿Se proclamó Jesús Mesías de Israel?

Tercera parte. La tercera partes, más grave que la anterior todavía, pero íntimamente relacionada con ella, como veremos, responde a esta otra pregunta: ¿Se proclamó Jesús a sí mismo Dios, de un modo o de otro?

En ambos problemas solamente nos interesa, en la segunda y tercera parte, saber si los evangelios le atribuyen manifestaciones realmente mesiánicas y realmente divinas.

Cuarta parte. En la cuarta parte propondremos las razones críticas, ya externas, ya internas, que sustentan la realidad objetiva de tales palabras afirmadas.

Quinta parte. Por fin, debemos concluir, a vista del resultado crítico, sobre la identidad mesiánica y divina de Jesús.

Semejanzas y diferencias entre los libros del P. Igartua y Ratzinger

En esta introducción no podemos pasar por alto que tanto Ratzinger como el P. Igartua, en sus libros relativos a Jesús de Nazaret, se fijan en los títulos que le atribuyen los evangelios. Ratzinger la consideración la hace en el capítulo 10 se para a considerar tres títulos: Hijo del hombre; Hijo; e Hijo de Dios. En cuanto al P. Igartua los analiza a fondo en la segunda y tercera parte de su libro: en la segunda, escribe sobre El Mesías de Israel y, en la tercera, sobre El Hijo de Dios.

En cuanto a la intención de los libros, ambos coinciden en proclamar con seguridad la divinidad de Jesucristo como Hijo Único del Padre y, además, que esta verdad se encuentra claramente proclamada en los Evangelios sin que haya duda alguna al respecto y que no hubo manipulación de la comunidad pospascual.

Ambos afirman la veracidad de los testigos evangélicos. Ambos examinan la autoría del evangelio de Juan, aunque no coinciden en la forma y la conclusión. Ratzinger aborda el tema del autor del evangelio según San Juan en el capítulo 8 (recordemos que tiene 10 el libro).

Ambos señalan la proximidad de fechas de los evangelios y la muerte y resurrección de Jesús.

La diferencia entre ambas obras puede cifrarse en que la de Ratzinger está compuesta sobre la aplicación de los métodos histórico-críticos explicados en el documento de la PCB del año 1993 y el P. Igartua, deja para una parte de la obra el aclarar el problema crítico sobre lo que es atribuible a Jesús y qué a la comunidad pospascual, tras haber afirmado con seguridad que conocemos con seguridad lo que Jesús de Nazaret dijo de sí mismo.

Finalmente, se diferencian por los destinatarios.

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